Proyectos ganadores de las becas 2020/21

141 fotógrafas y fotógrafos se han presentado a la convocatoria de las becas de fotografía de Fuga 2020-21 y ya conocemos a las tres personas que las disfrutarán en la próxima edición de los cursos superiores de fotografía.

 

Queremos dar las gracias a todas las personas que han participado en la convocatoria. Destacamos la diversidad de las propuestas recibidas, que exploran una extraordinaria variedad de territorios de investigación y metodologías de creación, así como la alta calidad de los trabajos. ¡Enhorabuena a lxs ganadorxs! Aquí podéis descubrir sus proyectos:

 

Heidi Ramirez para el curso de Documental creativo y fotografía contemporánea

Estigma es un proyecto que busca crear un diálogo entre lo floral y el pelo afro. El punto de partida es el doble significado de la palabra estigma. Por un lado es una marca peyorativa y, por otro lado, es la parte superior del pistilo que recibe el polen en el acto de fecundación de las plantas.

Este proyecto crea un espacio bello y experimental desde el cual hablar del pelo afro. Explorar sin miedo todas las conexiones, tanto personales como individuales, que ofrece el elemento “flor” y resignificar aquellos elementos estigmatizados relacionados con el cabello.

Noppera-bō es un proyecto de fotolibro. El libro cuenta la historia de una niña sin cara, de un cuerpo sin cara, de un pueblo al que se le ha obligado a cubrir sus facciones. Noppera-bō cuenta la historia del pueblo negro.

 

 

 

Edo García para el curso de Seguimiento de proyectos

UNBOXING USA. Libertad, armas, patriotas y trolls. Este proyecto explora la cultura de las armas en internet, enfocada en Youtubers de EEUU. En este país, las restricciones para comprar pistolas y rifles de asalto son mínimas, así como las limitaciones para subir contenido sobre armas a redes sociales como YouTube. La constitución estadounidense, y específicamente la Segunda Enmienda de la Constitución del país, protege al ciudadano común y corriente de armarse y crear milicias para su propia defensa. A través de la figura del Unboxing, (videos que abren paquetes de productos nuevo) el proyecto busca desvelar una sociedad naturalizada con el consumo y uso de la violencia. El unboxing a su vez, se sitúa como ritual post- moderno de exhibición de violencia y expresión capitalista.

Para la realización de UNBOXING USA, Edo García se apropia de imágenes y videos, buscando capturar lo doméstico del unboxing, la repetición de símbolos americanistas, la obsesión con los objetos y las recreaciones de imágenes provenientes de la cultura pop norteamericana. Las capturas van acompañadas de comentarios de espectadores de los videos, que expresan conceptos sobre libertad, patriotismo, americanismo, crianza de niños y asesinatos masivos. Además, se apropia de uno de los artefactos usado como objetivo de disparo (una bola gigante de papel aluminio) para recrearla y resignificarla, buscando expandir el límite de la imagen de baja calidad descargada de internet. Millones de personas ven, comparten y comentan estos contenidos a diario en Youtube, monetizando sumas importantes de dinero para sus creadores. El algoritmo de Youtube premia a los creadores cuando más tiempo sus videos son vistos, no importando su contenido. Estados Unidos no inventó la violencia, pero supo cómo convertirla en parte de un espectáculo de consumo, símbolo de la cultura vernácula de Norteamérica.

 

 

Javier Clemente Martínez para el curso de Fotoperiodismo y fotografía social

 

Potosí (desde 1545)Las minas de Potosí fueron y siguen siendo un importante centro minero ubicado en el Cerro Rico de Potosí, en la actual Bolivia. Cerro Rico tiene más de 4.000 metros de altura y está bordeado por kilómetros de túneles de las inagotables minas de Potosí. Éstas contribuyeron al Imperio Español y a toda Europa durante el tiempo de la conquista de América más plata que cualquier otro lugar del mundo. Su explotación, viva en el siglo XXI, fue una de las grandes razones para el crecimiento del viejo continente a partir del siglo XVI, aunque esto costó el feroz trabajo de los esclavos indígenas y una incontable fila de cadáveres en el camino.

La ciudad de Potosí aún vive a la sombra de Cerro Rico. La explotación de las minas sigue siendo la base de la economía local y, dos siglos después de ser un país independiente, Bolivia no ha podido poner una fecha de vencimiento en las galerías donde muchos trabajadores, incluidos los niños, siguen perdiendo la vida. Cerca de 15.000 trabajadores descienden diariamente en condiciones muy difíciles a las minas bolivianas. A más de 80 metros bajo el nivel del suelo, la temperatura se eleva hasta los 40ºC. En el aire se mezclan humedad, polvo y partículas de plata, azufre y arsénico. Una combinacion letal. Pocos de los que trabajan en estas condiciones dolorosas superan los 45 años de esperanza de vida pero, aun así, los hombres trabajan diariamente en las entrañas de la montaña.

Las mujeres siempre fueron consideradas mala suerte para la mina, a pesar de haber estado trabajando junto a los hombres durante mucho tiempo. La diferencia en la remuneración por el trabajo, el escaso conocimiento del trabajo minero, el peligro en las galerías y las creencias compartidas entre los mineros hacen que crean que “el trabajo dentro de las minas no es para mujeres”. Eso hace que se sientan infravaloradas. Por lo tanto, una mayoría elige abandonar las galerías y realizar trabajos de minería a cielo abierto, prácticamente en la limpieza o relaves.

 

 

Las Becas de fotografía de Fuga están destinadas a la formación y el desarrollo de proyectos fotográficos de calidad y cubren el 100% del coste de matrícula de un curso superior.